Infinidad de atardeceres y amaneceres para poder disfrutarlos todos y cada uno de ellos.
Mucha música que poder escuchar, sentir, vibrar, llorar, reír.
Mucha música que poder bailar, en soledad, con tu otro yo, o con una gran multitud.
Muchos besos que dar y otros muchos que recibir. Esos besos que salen del alma, de lo más profundo de nuestro ser.
Puedas llegar a sentirte sólo, abandonado, perdido entre tanta gente y habiendo perdido toda esperanza.